Maktub, una de las películas más navideñas de la taquilla española, está teniendo un notable éxito de taquilla. Pero teniendo en cuenta que la llegada de los Reyes Magos, avecina el final de la Navidad, es importante aprovechar estos últimos días de vacaciones con los niños para ir a ver esta película cargada de esperanza, ilusión, imaginación, felicidad y alegría.
Detrás de un título tan simple, en apariencia como Maktub, existe una historia que atrapa a niños y a adultos. Sorprendente, familiar, humana, ágil y divertida es esta historia trágica en esencia que refleja el dolor del sufrimiento por la muerte de un hijo, la aceptación de la enfermedad, y el cáncer infantil como una realidad social muy amarga. Pero este argumento duro se dulcifica gracias al buen humor de la trama, al tono amable, a la buena música y a los diálogos inteligentes.
Merece la pena aprender a vivir en plenitud desde la más tierna infancia. Y la verdad es que hay películas que sin grandes artificios ni efectos especiales, logran dejar una huella especial en el corazón. Una huella en forma de energía positiva, de vitalidad, de pensamientos positivos y de amor. Ese amor que emana de la amistad, de la familia y de las relaciones interpersonales en general.
Maktub ofrece muchos valores que pueden ser comentados desde un punto de vista filosófico y psicológico. Por ejemplo, refleja la importancia de la figura paterna en la niñez y cómo a veces, se producen distanciamientos en el seno familiar. También refleja la lucha valiente de muchos niños que son valientes al hacer frente al cáncer. Una enfermedad de la que afortunadamente, cada vez existe mayor índice de curación.
Maktub es una historia de famila, con abuelos, padres y niños. También, refleja la excelente labor que realiza el personal médico del hospital a la hora de atender con humanismo y cariño a los pacientes. ¿Crees en el destino? Tal vez ese destino, se llame Maktub.
¿Ya has visto la película? ¿Qué te ha parecido? no dejes pasar la ocasión de disfrutar de ella porque merece mucho la pena.
Imagen: Cineol