Existe un dilema que se plantean muchos padres en la recta final de curso cuando con motivo de la llegada del verano, muchos niños piden un regalo. En ese caso, los padres no quieren que sus hijos se acostumbren a motivarse a base de regalos porque la disciplina es un valor muy importante que hay que cultivar con esfuerzo y determinación. Hacer regalos a los niños en la recta final de curso puede ser positivo y siempre y cuando no se vuelva una obligación y siempre que se trate de un detalle muy sencillo que tenga un gasto económico muy reducido.
Por ejemplo, existe un regalo fantástico que merece la pena hacer a los niños en la recta final de curso: puedes sorprenderle con algún libro infantil que pueda leer durante las próximas vacaciones de verano porque ese plan seguro que le estimula de verdad.
Aprovechando que actualmente se celebra la Feria del Libro puedes buscar información para conocer todas las novedades del catálogo de libros infantiles que pueden gustar a los peques por su fantasía e imaginación. También es gratificante hacer a los niños regalos en forma de juegos compartidos para que los hermanos puedan compartir tiempo en común durante los próximos meses.
Por otra parte, también se puede convertir en un regalo un plan para celebrar la llegada del final de curso. Por ejemplo, puedes ir al cine con los niños, organizar un picnic para comer al aire libre, hacer una excursión de fin de semana, acudir al planetario, asistir al museo de educación ambiental…
Hacer un regalo a los niños es un gesto de amor pero también es un método educativo para transmitir una enseñanza concreta a los niños. En ese caso, confía en ti mismo y en tu propio criterio para decidir si crees conveniente o no hacer un regalo concreto al niño con motivo de la recta final de curso. El mejor regalo para los niños es que sus padres compartan tiempo a su lado.