La temporada de Navidad ya está tan cerca que poco a poco, se acercan los preparativos típicos de esa época del año. Dentro de los preparativos habituales, tenemos que recordar la elaboración del Belén, la puesta del Árbol de Navidad en la entrada, o también, el Nacimiento. Se trata de una costumbre que está claramente marcada por la tradición cultural propia del cristianismo puesto que en Navidad se celebra nuevamente, el nacimiento de Jesús.
Se recuerda su llegada al mundo, la humildad con la que vino y su historia personal. Una historia que ha marcado el destino de la humanidad desde un punto de vista histórico, y religioso en el caso de aquellas personas que profesan algún tipo de fe religiosa.
Sin embargo, en el 2012, después de haber puesto durante tantos años el Belén con la tradicional mula y el buey, el papa Benedicto ha generado una gran sorpresa social al afirmar que en realidad, en el portal de Belén, no estaba ni el buey ni la mula. Ha contado estos detalles en su libro, La infancia de Jesús que también puede ser un buen regalo para las próximas vacaciones de Navidad en el caso de aquellas personas que disfrutan leyendo temas religiosos.
En la Biblia no aparece en ningún momento el detalle de la mula y el buey, sin embargo, la iconografía cristiana llenó muy pronto ese vacío al saber que Jesús nació en un pesebre, un lugar en el que hay animales. Más allá de esta cuestión, sea cierto o no que en la vida real, Jesús no estuvo al lado de estos animales en su nacimiento, lo cierto es que será difícil apartar del espíritu social y colectivo la idea de un pesebre sin mula y sin buey puesto que son dos figuras de referencia en cualquier Belén. No deja de ser una anécdota, que claro está, también sirve para generar interés en el nuevo libro del Papa Benedicto XVI.
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